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Santiago Jatib

El vacío guarda siempre una forma humana.

 

Los ojos

no pueden abarcar más.

 

¿Quién yace bajo el velo de lo aceptado?

 

Los ojos deberían abarcar, comprender.

Los ojos no saben nada aún.

 

Los ojos siempre se apagan,

tristes.

 

Este mundo puede

hacerme creer

en lo inasible,

puede

 

mantenerme viviendo

por lo que, tras la muerte,

pudiese llegar,

 

podría hacerme morir

por lo nunca atisbado

 

y jamás

será la voz

 

en mi oído

 

ayudándome a escuchar

la evidencia

inmediata

 

de mi cuerpo.

 

 

Se ciernen la unidad y la herida,

 

la luz

la gente

sin ojos

capaces de hablarme.

 

Sí.

Creo que el fin de los últimos ríos

discurre

ahora

tras mis tobillos

desnudos,

 

y vuelve a replicar,

distante

la voz agónica

de otras aguas,

en el espacio infinito

que se extiende dentro.

 

Podría ser cualquiera

la puerta destinada a abrirme el camino de la muerte.

 

Escribiré ahora el presagio

la tormenta

capaz de absolverme

cuando cedan

estas manos

bajo el peso inabarcable de los cielos.