Cecilia Domínguez Luis. Cinco poemas

Cecilia Domínguez Luis

ARPEGIO (Idus de febrero)

 

Puede que la música renazca del fondo del río y su rumor,

y se revele el milagro de la hierba bajo los sicomoros.

Tiembla el trigo igual que los hombres que esperan tormentas

y, con la certeza de ser apenas una huella en el barro,

temen que se cumpla el augurio de los cuervos

y caiga el relámpago sobre sus espaldas.

De ahí que taponen sus oídos con cera y cuentas de collar,

y finjan no creer en las sombras del cielo.

Solo aquel que dirige la vieja sinfonía del agua volverá mañana

para escuchar la coda disonante antes de la detonación final

que hará que se desbanden los pájaros.

 

He aquí la gran verdad que se descubre

cuando los días dejan de ser propicios

 

Pero nada surge como castigo a nuestros impíos corazones.

La música se eleva y las cúpulas nos cubren,

para que podamos alzarnos a un cielo más próximo.

Más al este, un canto hace trepidar los peñascos,

y las voces ascienden sobre los valles y las colinas

en busca de un edén

que sostenga nuestras frágiles cabezas.

Y nadie se da cuenta del vuelo recto de la perdiz,

ni del errante de las palomas

- Tal es el aluvión que aturde la memoria-

Así se convoca un encuentro

entre los sobrevivientes de cualquier noche de solsticio,

y se forja un héroe con racimos de uva y escudos de laurel

- La gran roca lo espera al pie de la ominosa colina,

y el sol descubre un destello de codicia

en el pico de los buitres-

Con todo, el río se remansa en la tarde,

azuleando los pies de los niños,

y danzan las muchachas al compás de la música,

bajo el inocente despertar de las abejas,

mientras caen cadenas y huesos

y se despierta el aire

con el olor a mar de los naranjos.

 

 

                                                Del libro inédito Los Idus


IX (La piedra)

 

La mujer coge el fruto.

El hombre coge el fruto.

Curten, hombre y mujer, las pieles

y se asustan los dos con las tormentas.

En las noches de estío

reposan bajo el cielo raso

y se preguntan por qué no les es dado

habitar en el domo que los cubre,

por qué ese miedo al sol y a los relámpagos.

Por qué su amor al árbol y a la lluvia.

 

Ignoran que están hechos

a imagen y semejanza de la tierra.

 

 

9 (El obús)

 

Despiertas en mí la añoranza de días azules

y no deberías.

Sabes que abomino de las escenas tristes

y de las que protagoniza la ternura,

como aquella en la que una mujer

reposa su cabeza en la mano del hijo.

Déjame en este caos feliz en el que existo

libre del aburrido horror cotidiano.

O si no, juguemos a ser otros

y tomemos por asalto el tiempo que nos queda,

para olvidar que somos

como una espiga

que alguien

ha desgranado al borde de un estero.

 

 

Del libro inédito La piedra y el obús


EL PATITO FEO

 

Es difícil la niñez de las aves,

sean o no de paso.

Niños, rapaces, trampas, cazadores furtivos,

y el miedo entre gorjeos y plumones,

hasta el instante de ese salto mortal desde la rama.

Así comienza el vuelo.

 

Fue entonces la eclosión y tú el distinto

-igual que yo, pensé-.

Torpe tú, torpe yo,

desgarbados y ajenos en medio de los otros.

Y oíamos tambores de regiones ignotas

y un silencio enemigo que nos dejaba inermes.

Pero un día, dijeron,

desplegaste tus alas junto a una madreselva,

y volaste hacia el sol,

sabiéndote ya hermoso y dueño de ti mismo.

Y así se acabó el cuento.

¡Por fin, final feliz! dije,

y sentí de pronto,

unas ganas inmensas de crecer.

 

 

Del libro inédito Érase una vez


INVENTARIO PARA TRES MUJERES

 

Dos mujeres, a la orilla del mar,

hablan.

Una de ellas, ayer, atravesaba un puente,

la otra dibujaba un andén.

El mar batía leve.

Dos mujeres, a la orilla del mar,

hablan.

Sus voces se asemejan a un aleteo de aves

o al hervor de la espuma.

Pasean por la playa

niños, hombres, mujeres

y algún dios distraído.

 

Dos mujeres, a la orilla del mar,

hablan.

Lejos, otra mujer descubre una canción

sobre puentes y andenes.

 

Sigue batiendo el mar.

 

Del libro inédito Inventario

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Comentarios: 3
  • #1

    amandITA (miércoles, 02 octubre 2019 10:43)

    Es realemente sensacional como escribe esta mujer , cada vez que leo algo suyo me eleva a otro mundo haciendome sentir un niño en una tienda de juguetes niki comprandose su primera muñeca despues de salir del armario en el siglo XIX.
    DE VERDAD, GRACIAS POR ELEVARME , SIN ASCENSOR.
    Con cariño de AMANDITA LA DESCARADITA

  • #2

    Pablo Bethencourt (domingo, 01 diciembre 2019 13:39)

    Excelentes poemas.

  • #3

    Amaya Blanco (viernes, 03 mayo 2024 00:35)

    Cómo pueden estar inéditas esas joyas de libros?